Los jóvenes del GEN cuestionaron un caso de discriminación en un boliche

Escrito por Lic. Emiliano Arriaga Zugasti el . Publicado en Política

El mensaje dice ‘hemos conocido recientemente sobre la situación que vivió una ciudadana de nuestro medio al querer ingresar a un local bailable, al cual no pudo acceder porque allí “no queremos gente como vos”. Va de suyo que el derecho de admisión, en el cual pretendió ampararse el propietario del local para no dejar ingresar a Dana, al igual que cualquier otro derecho de nuestro ordenamiento, debe ser ejercido razonablemente. El ejercicio no fue razonable, sino que constituyó lisa y llanamente un acto discriminatorio en virtud de una serie de normas locales, tratados internacionales y preceptos constitucionales que protegen el derecho a la identidad de las personas. La no admisión de Dana tuvo como causa el hecho de ser travesti. Si, en nuestra comunidad hay travestis, gays, lesbianas, paisanos, judíos, blancos, negros, altos, bajos y casi todas las variables que ofrece la humanidad. Pretender que el otro piense como uno es imposible y además peligroso. Es propio del dogmático, quien cree portar la verdad y por tanto pretende imponerla. Pero amigos las verdades son relativas. Nadie puede obligar al dueño de la bailanta a que le guste Dana. Pero ese señor, dueño de un lugar abierto al público (claro, porque ella no pretendió sentarse en el sillón del living de su casa), debería tolerar aquello que es distinto a lo que él piensa, respetarlo y reconocerle su lugar. No se trata de que pensemos todos igual, sino de respetar al otro diferente con toda su subjetividad. Hacer de nuestra comunidad, de nuestro distrito un lugar libre e inclusivo depende de que podamos respetar este sencillo pero profundo principio’. 

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